martes, 5 de julio de 2011

FOBAPROA

El Fobaproa es el triunfo más grande de la corrupción oficial y privada en México. Nunca, ningún gobierno, ningún acto representó mayor corrupción, ni causó daño tan grande a México y al pueblo de México.
Analizar el Fobaproa, no puede hacerse de manera aislada, sólo como organismo de corrupción y de despojo al pueblo. No; el Fobaproa es un paso, el más importante, dentro de la estrategia del FMI, de los afanes de dominio norteamericanos y de sus auxiliares mexicanos, políticos y empresarios que han consumado un tremendo acto de rapiña; uno de los más grandes en la historia del mundo. Los Salinas, los Serra Puche, Blanco, Mancera, Ortiz y otros funcionarios, se han coludido para consumar esta gran maniobra, que les quita a los mexicanos el mínimo bienestar alcanzado lentamente durante 50 años, y regresa al pueblo a niveles de miseria.
El Fobaproa se inscribe en la estrategia marcado por el Tratado de Libre Comercio, que fue negociado con sumisión por los representantes mexicanos y se inscribe en el proceso global de dominación que los Estados Unidos y sus grandes empresas le están imponiendo al mundo. Lejos de aprovechar las ventajas del TLC, este se ha utilizado para hundir la economía nacional.
La más importante contribución para la comprensión del capitalismo mundial, se da en torno al desarrollo de la competencia. Mientras más grande sea la competencia, menor será la ganancia.
El triunfo del socialismo obligó a los empresarios de todo el mundo a elevar los salarios y las prestaciones, con ello se desarrolló más la competencia. Fue necesario que los industriales invirtieran cada vez más para obtener menos ganancias relativas. El mundo capitalista se hizo posible sólo sobre la base de elevar más y más los salarios y las prestaciones.
Pero, los líderes del campo socialista, burócratas comodinos, perdieron el rumbo y gran parte del socialismo se derrumbó. Al caer la URSS, la burguesía mundial gritó mil veces su júbilo y desde entonces los salarios reales y las prestaciones se caen en todo el mundo porque disminuyó la competencia entre sistemas.
Para la burguesía mundial ha sido muy fácil ponerse de acuerdo (Grupo de los 7) en disminuir la competencia entre las potencias, y a la vez, frenar el desarrollo de los países débiles.
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, instrumentos del poderío norteamericano se dieron a la tarea de frenar el desarrollo de las economías débiles.
Fue una tarea lenta, difícil, laboriosa, tenaz; se llevaron a muchos jóvenes estudiantes a prepararse en economía a los Estados Unidos. Allí los convencieron de la necesidad de que todos tuvieran la “oportunidad de elegir”.
Les enseñaron cómo debe funcionar una sociedad basada en el dólar. Les explicaron que ellos podrían llegar a ser dirigentes de sus países y de que, si lo lograban, contarían con el apoyo norteamericano. Muchos lo creyeron. Regresaron a México considerando anticuado, absurdo y torpe, a quién no entendiera las bondades del mercado libre y el capitalismo salvaje. No vieron, no pudieron ver, las diferencias entre un país pobre, sin dólares, y un país rico que imprime los dólares.
Regresan a México como Zombies. Son modernos, tienen una instrucción que es del FMI; tienen un fetiche, el dólar; su mayor aspiración está en lograr una felicitación pública de las autoridades financieras del FMI, del Banco Mundial y de Wall Street. No pueden entender que cuando dejen de pertenecer al gobierno mexicano, a Estados Unidos sólo le interesan por la cantidad de dólares que hayan saqueado.

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